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Reflexión: Gestar y parir durante una pandemia

Por BELÉN REY,

embarazada de 30 semanas.

El aislamiento social preventivo y obligatorio, la conocida cuarentena, despertó en mí ganas de poner en palabras todo lo que significó pasar por un tratamiento de fertilidad hasta lograr el tan deseado y esperado embarazo.

Sin embargo, el encierro se prolonga, y hoy me encuentro con una crecida pancita de 7 meses de gestación, en un contexto por demás incierto, alejada de mis seres queridos: familiares y amigos. Claro que estas semanas me trajeron muchas preguntas, dudas y momentos de preocupación. No solo a mí, ¡a tod@s!

Tener a Gino en mi panza no fue un camino fácil y rápido, tuve que pasar por distintos estudios y tratamientos para lograr el embarazo. Durante este camino, los grupos de apoyo y contención fueron espacios fundamentales y necesarios, y hoy, me doy cuenta que también en estos nueve meses de gestación, lo son. En este aspecto, además de participar en distintos grupos en redes sociales, tengo el enorme placer de formar parte de las clases de yoga y ronda de embarazadas que propone y gestiona María Herrera en su emprendimiento «Maternar en Movimiento».

Un grupo de aproximadamente 10 mujeres que, hasta que se decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio, nos reuníamos en un espacio para conversar sobre cómo estábamos atravesando el embarazo, poníamos en común nuestras dudas, miedos y consultas, y se generaba un hermoso espacio de conversación y contención. Ese espacio se complementaba con yoga y relajación. Realmente formamos una gran “tribu”.

¿Qué miedos, preocupaciones o sensaciones atravieso como mujer gestante en este contexto?

El primero que más me impacta es estar viviendo el embarazo encerrada en casa. Como gran aspecto positivo de esto, identifico que la cuarentena me ha permitido estar 24×7 con mi compañero y esto nos dio la oportunidad a los dos disfrutar el crecimiento de la panza, los movimientos que Gino hace adentro mío, de una manera que si estábamos los dos con nuestros trabajos y rutinas hubiese sido imposible. Sin embargo, el confinamiento también nos eliminó la posibilidad de compartir con la familia, los amigos, y hasta compañeros de trabajo cómo crece la panza, cómo me voy sintiendo, y la alegría que conlleva que una nueva vida esté viniendo al mundo.

Sí, las videollamadas ayudan, las fotos del crecimiento de la panza también, hasta organizamos compras de ropa para Gino de manera virtual con todo el aguante incondicional de la familia. Pero nada reemplaza abrazos, una mano en la panza para sentir «la patada”, o ese beso y caricia que muchas veces necesitamos. ¿Qué es lo primero que voy a hacer cuando termine la cuarentena? Abrazar a mi vieja y pedirle que me ponga la mano en la panza para conectar con su primer nieto.

El segundo gran tema de gestar en este contexto están siendo los controles médicos y todos los trámites y gestiones que tenés que hacer para estar «lista» para la llegada del bebé. Desde las visitas al obstetra y las ecografías, que se han reducido al mínimo y que, lamentablemente, las mujeres tenemos que ir solas, sin nuestros compañerxs, hasta poder comprarle la cuna, ropa o armarle la habitación al bebé. También, me llegan casos de mujeres que hasta tuvieron dificultades para hacer su trámite para no dejar de percibir su salario durante la licencia por maternidad.

Me voy a detener en los controles médicos porque, en este contexto, considero que es lo más importante. Gracias a Dios y al universo estoy teniendo un embarazo por demás saludable lo cual me ayuda a hacer las consultas mínimas y necesarias. También mi obstetra y mi ecografista continuaron trabajando, con muchas medidas de higiene y protección de la salud, pero sin suspender los controles. Me consta que esto no le está pasando a todas. Sin embargo, no pude evitar que se me caigan lágrimas de emoción al escuchar el corazón de mi bebé en una ecografía y no tener al papa al lado mío para disfrutar de ese momento juntos, tal como habíamos imaginado. Sé que todos estamos imposibilitados de hacer determinadas cosas pero, en un embarazo, los momentos son únicos. Este hijo no va a volver  a estar dentro de mi panza. Cada semana y mes de gestación, cada estudio y visita al médico, son únicos e irrepetibles.

El tercer gran tema de gestar durante una pandemia es el parir. Si bien hay comunicaciones del Ministerio de Salud de la Nación que remarcan el derecho de la mujer gestante a parir acompañada, hecha la ley hecha la trampa. Y, lamentablemente, se ven casos de mujeres que entran a la sala de parto sin compañia. Como estoy de 30 semanas, cada vez que esta posibilidad viene a mi mente, intento suprimirla automáticamente porque no lo quiero ni pensar, pero no deja de ser una preocupación para mí y muchas mujeres que están incluso con un embarazo más avanzado que el mío.

¿Qué me está ayudando a calmar estas ansiedades? Fundamentalmente, concentrarme en el hoy y en lo que efectivamente puedo tener algún tipo de nivel de injerencia.

A la pandemia, los protocolos, decretos, y demases burocracias, una simple embarazada encerrada en su departamento no los puede cambiar o gestionar. Por el contrario, lo que sí puedo hacer es coordinar las consultas prenatales con el pediatra de manera virtual, hacer una sesión de fotos caseras con mi marido que puede convertirse en fotógrafo un día, y al otro somos pintores de la habitación del bebé.

Compartir con los más íntimos, en la medida que sea posible, mis emociones, los cambios de mi cuerpo (por video o foto) y las compras que vamos haciendo para la llegada de Gino, también colabora con acortar las distancias y sentirlos más cerca.

Poner en palabras los miedos y preocupaciones ya sea en la ronda de embarazadas como en mi sesión de terapia virtual, es FUNDAMENTAL. Como decía burro, el amigo de Shrek, mejor afuera que adentro.

Gino y miles de bebés vendrán al mundo en un momento histórico, durante una situación que nadie imaginó y que realmente está siendo un desafío a nivel mundial. Estoy convencida que podremos contarles la historia como una anécdota llena de aprendizajes y, por qué no también, de buenos momentos.

Acepto que este embarazo será único sí, con pandemia, aislamiento social pero con mucho deseo, amor y, sobre todo, va a traer a mi mejor transformación: mi hijo.


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